La vaquita

Cuenta la leyenda que cierto Maestro marchaba por los caminos con su aprendiz.

Un día, arriban a un pobre vivienda al lado del camino y se acercan a pedir alimento.

Con buena voluntad, los humildes habitantes del lugar les ofrecen lo poco que tenían.

Al verlos tan pobres, el Maestro les pregunta: “Cómo hacen para vivir ?” y, el dueño de la casa le comenta: “Pues Usted verá, tenemos aquella vaquita que nos da leche. Tomamos algo y con el resto hacemos queso que vendemos en el pueblo y, con lo que obtenemos de la venta, compramos lo que podemos. Somos pobres, pero gracias a la vaquita vamos viviendo“.

Luego de dormir un rato a un costado de la vivienda y siendo aún de noche, el Maestro despierta al aprendiz para seguir la marcha. A poco que se habían alejado de la vivienda, le dijo: “Regresa a la casa, toma la vaca y arrójala por el acantilado“.
El muchacho se espantó, pero, fiel a su voto de obediencia, cumplió con las órdenes del Maestro. Su sentimiento fue de horror y nunca pudo superar el trauma que esta cruel instrucción le causó en su espíritu.

Años después, este joven aprendiz ya adulto y habiendo abandonado al Maestro, tuvo en suerte volver a pasar por el mismo camino. Su espíritu no pudo menos que sobrecogerse al recordar la terrible acción que había cometido y buscó la pobre casita para enterarse cuál había sido el destino de la humilde familia.
Le costó encontrarla… dónde antes había estado la humilde vivienda ahora había un bella casita, con un jardín cuidado, una huerta, flores y varios animales de corral.

– “Pobre gente” -pensó para sus adentros- “… con mi ciega obediencia, al matar su vaquita les causé un daño irreparable y tuvieron que irse…“. Se acercó y golpeó sus manos para llamar la atención de los moradores.

Un hombre mayor salió a recibirlo, su rostro denotaba felicidad y su ropa era prolija y agradable… le resultó vagamente conocido.

– “Señor” -preguntó- “me podría decir qué fue de la familia que vivía en esta casa años atrás ?
– “Pues… Usted verá… nosotros vivimos en esta casa desde siempre, nunca ha pertenecido a otra familia

Sorprendido el joven insistió: “Pero, aquí vivía una familia humilde a la que tuve la suerte de conocer hace muchos años atrás, acaso son la misma familia que conocí ?, cómo hicieron para progresar tanto ?

– “Ohhh… no lo recuerdo… pero ya que pregunta no tengo inconveniente en contarle… nosotros vivíamos de una vaquita que nos daba la leche y con ella nos arreglábamos para subsistir. Cierto día, la vaquita murió despeñada en el barranco y tuvimos que aguzar nuestro ingenio para sobrevivir.
Mis hijos empezaron una huerta y sus productos nos alimentaron y nos permitieron abastecer el mercado local, yo aprendí las artes de la alfarería y me convertí en un afamado artesano, hoy vienen desde lejos a comprar mis piezas, mi esposa retomó sus trabajos de costura y sus prendas también son requeridas a kilómetros a la redonda.
Prosperamos y las penurias de la pobreza acabaron para nosotros…

Dios nos ayudó matando nuestra vaquita!!

Los gansos

La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando un V porque cuando cada pajaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al ganso que vuela detras de este en forma V, la bandada aumenta por lo menos un 75% mas sus poder de vuelo que si cada uno lo hiciera por si solo.

Primera deduccion: Cuando compartimos una direccion comun y tenemos sentido de comunidad, podemos llegar donde deseemos  mas facil y mas rapido.

Este es el beneficio del apoyo mutuo.

Cada vez que un ganso sale de la formacion siente la resistencia del aire y se da cuenta de la dificultad de volar solo  y de inmediato se incorpora a la fila para beneficiarse del poder del compañero que va adelante.

Segunda deduccion: Si tuvieramos la logica de un ganso nos mantendriamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma direccion.

Cuando el lider de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atras; el que sigue toma su lugar.

Tercera deduccion: Obtenemos mejores resultados cuando hacemos turnos para realizar los trabajos dificiles.

Los gansos que van detras producen el sonido propio de ellos, lo hacen para estimular a los que van adelante para mantener la velocidad.

Cuarta deduccion: Una palabra de aliento produce grandes resultados.

Finalmente cuando un ganso enferma o cae herido por algun disparo, dos de sus compañeros se salen de la formacion y lo siguen paras ayudarlo o para protejerlo.

Se quedan con el hasta que esta en condiciones de volar o hasta que muere; solo entonces los dos compañeros vuelven a la bandada o se unen a otro grupo.

Quintas deduccion: Con la inteligencia de los gansos nos mantendriamos uno al lado del otro ayudandonos y acompañandonos.

El Segundo traje del Sastre

Cierta vez un hombre visitó a su consejero y le relató su problema.

– “Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia
y alta calidad de mi trabajo.

Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus
esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más importante de mi vida.

El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con
la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores
materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este
trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia.

Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme:

– ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a
coser?

Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado!. Todo
mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido
totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No
entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!”

-“Vuelve a tu negocio”, dijo el sabio, “descose cada una de las puntadas de la
prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al
príncipe.”

– “¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!”, protestó el sastre.

“Además mi estado de ánimo no es el de siempre”.

– “Haz lo que te indico, y Dios te ayudará”, dijo el hombre.

Dos semanas después, el sastre retornó.

– “¡Usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro
del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado
traje que haya visto!

Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus
amigos.

Pero, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?”

– “El primer traje”, explicó, “fue cosido con arrogancia y orgullo”.

“El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque
técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda
costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza
esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía”.

¿Y tú cómo haces tu trabajo profesional, familiar, personal, etc.. con
arrogancia y orgullo, o con humildad en el corazón?

1ª Pedro 5:5 “y todos sumisos unos á otros, revestíos de humildad; porque Dios
resiste á los soberbios, y da gracia á los humildes.”

Col.3:23-24 “Y todo lo que hagais, hacedlo de corazón, como para el Señor y no
para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Decalogo de la convivencia

Aceptaras al projimo como es, amandole con todos sus defectos.

No tomaras en cuenta sus ingratitudes y desvios

No juzgaras su conducta a sus espaldas

Interesate de continuo por sus cosas.

Alaba sus virtudes o cualidades en su ausencia, que pronto lo sabraá

Serviras al projimo aunque sea un comodin.

Agradeceras al otro sus pequenas atenciones, tratando de hacerselas
mayores tu.

Estaras siempre alegre para alegrar a todos.

Te gozaras con los triunfos del otro sin envidiarlos.

Pide las cosas por favor. Y si haces algo mal, pide perdon