La Piedra de Sopa

Por: Marcelo Perazolo *

En un pequeño pueblo una mujer se llevó una gran
sorpresa al ver que había llamado a su puerta un extraño
correctamente vestido que le pedía algo de comer.

Lo siento -dijo ella-, pero ahora mismo no tengo nada en
casa.

No se preocupe, dijo amablemente el extraño, tengo una
piedra de sopa en mi cartera. Si usted me permitiera
echarla en una olla de agua hirviendo yo haría la más
exquisita sopa del mundo. Consiga una olla muy grande
por favor.

A la mujer le picó la curiosidad, puso la olla al fuego
y fue a contar el secreto de la piedra a sus vecinas.
Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se
había reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra
de sopa.

El extraño dejó caer la piedra en el agua, luego probó
una cuchara con verdadera delectación y exclamó:
¡Deliciosa! Lo único que necesita es unas cuantas papas.

– ¡¡Yo tengo unas papas en mi cocina!!, gritó una mujer.

Y en pocos minutos estaba de regreso con una gran fuente
de papas peladas que fueron derecho a la sopa. El
extraño volvió a probar el brebaje: ¡Excelente! dijo y
añadió pensativamente:

– Si tuviéramos un poco de carne, haríamos un cocido más
apetitoso.

Otra ama de casa salió zumbando y regreso con un pedazo
de carne que el extraño tras aceptarlo cortésmente
introdujo en el puchero. Cuando volvió a probar el
caldo, puso los ojos en blanco y dijo:

– ¡Ah , qué sabroso! Si tuviéramos unas cuantas
verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto…

Una de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió
con una cesta llena de cebollas y zanahorias; después de

introducir las verduras en el puchero, el extraño probó
nuevamente la sopa y con tono autoritario dijo: -la sal.

Aquí la tiene, le dijo la dueña de casa. A continuación
dio otra orden: ¡¡Platos para todo el mundo!!.

La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de
platos.

Algunos regresaron trayendo incluso pan y frutas.

Luego se sentaron todos a disfrutar de la espléndida
comida, mientras el extraño repartía abundantes raciones
de su increíble sopa.

Todos se sentían extrañamente felices mientras reían,
charlaban y compartían por primera vez su comida. En
medio del alborozo, el extraño se escabulló
silenciosamente, dejando tras de si la milagrosa piedra
de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran
hacer la más deliciosa sopa del mundo…