Los gansos

La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando un V porque cuando cada pajaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al ganso que vuela detras de este en forma V, la bandada aumenta por lo menos un 75% mas sus poder de vuelo que si cada uno lo hiciera por si solo.

Primera deduccion: Cuando compartimos una direccion comun y tenemos sentido de comunidad, podemos llegar donde deseemos  mas facil y mas rapido.

Este es el beneficio del apoyo mutuo.

Cada vez que un ganso sale de la formacion siente la resistencia del aire y se da cuenta de la dificultad de volar solo  y de inmediato se incorpora a la fila para beneficiarse del poder del compañero que va adelante.

Segunda deduccion: Si tuvieramos la logica de un ganso nos mantendriamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma direccion.

Cuando el lider de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atras; el que sigue toma su lugar.

Tercera deduccion: Obtenemos mejores resultados cuando hacemos turnos para realizar los trabajos dificiles.

Los gansos que van detras producen el sonido propio de ellos, lo hacen para estimular a los que van adelante para mantener la velocidad.

Cuarta deduccion: Una palabra de aliento produce grandes resultados.

Finalmente cuando un ganso enferma o cae herido por algun disparo, dos de sus compañeros se salen de la formacion y lo siguen paras ayudarlo o para protejerlo.

Se quedan con el hasta que esta en condiciones de volar o hasta que muere; solo entonces los dos compañeros vuelven a la bandada o se unen a otro grupo.

Quintas deduccion: Con la inteligencia de los gansos nos mantendriamos uno al lado del otro ayudandonos y acompañandonos.

El Segundo traje del Sastre

Cierta vez un hombre visitó a su consejero y le relató su problema.

– “Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia
y alta calidad de mi trabajo.

Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus
esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más importante de mi vida.

El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con
la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores
materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este
trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia.

Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme:

– ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a
coser?

Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado!. Todo
mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido
totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No
entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!”

-“Vuelve a tu negocio”, dijo el sabio, “descose cada una de las puntadas de la
prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al
príncipe.”

– “¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!”, protestó el sastre.

“Además mi estado de ánimo no es el de siempre”.

– “Haz lo que te indico, y Dios te ayudará”, dijo el hombre.

Dos semanas después, el sastre retornó.

– “¡Usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro
del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado
traje que haya visto!

Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus
amigos.

Pero, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?”

– “El primer traje”, explicó, “fue cosido con arrogancia y orgullo”.

“El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque
técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda
costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza
esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía”.

¿Y tú cómo haces tu trabajo profesional, familiar, personal, etc.. con
arrogancia y orgullo, o con humildad en el corazón?

1ª Pedro 5:5 “y todos sumisos unos á otros, revestíos de humildad; porque Dios
resiste á los soberbios, y da gracia á los humildes.”

Col.3:23-24 “Y todo lo que hagais, hacedlo de corazón, como para el Señor y no
para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Decalogo de la convivencia

Aceptaras al projimo como es, amandole con todos sus defectos.

No tomaras en cuenta sus ingratitudes y desvios

No juzgaras su conducta a sus espaldas

Interesate de continuo por sus cosas.

Alaba sus virtudes o cualidades en su ausencia, que pronto lo sabraá

Serviras al projimo aunque sea un comodin.

Agradeceras al otro sus pequenas atenciones, tratando de hacerselas
mayores tu.

Estaras siempre alegre para alegrar a todos.

Te gozaras con los triunfos del otro sin envidiarlos.

Pide las cosas por favor. Y si haces algo mal, pide perdon

 

El tonto de la Aldea

Se cuenta que un grupo de personas se divertía con el tonto de la aldea.   Un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de pequeñas limosnas.  Diariamente ellos llamaban al tonto al bar, donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas:  una de gran tamaño que valía 500 pesos y otra de menor que valía 1.000 pesos.  Él siempre escogía la mayor y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Cierto día, alguien que observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda más grande valía menos.  Él tonto le respondió, lo sé, no soy tan bobo:  ella vale mucho menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda. 

Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones: 

Quién parece idiota, no siempre lo es.
¿Cuáles eran los verdaderos idiotas de la historia?
Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos. 

Pero la conclusión más interesante es:

Podemos estar bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos.  Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, pero sí lo que realmente somos. 

El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente. 

Autor Desconocido