La verdadera amistad

La verdadera amistad perdura más allá de cualquier diferencia religiosa, política o de cualquier tipo de controversia.

La verdadera amistad no sabe pedir perdón, porque no hay errores en la amistad; hay omisiones o faltas que se borran con el simple hecho de llamarte “amigo”.

La verdadera amistad busca el momento en que requieres de su compañía y sabe exactamente cuándo prefieres la soledad.

La verdadera amistad no se acaba con la distancia, muy por el contrario, la distancia la refuerza en la añoranza.

Roger Patrón Luján

He aprendido

He aprendido que cuando estás enamorado, se nota…

He aprendido que una persona que me dice, “Me alegraste el día”… alegra mi día.

He aprendido que ser niño es más importante que estar en lo correcto.

He aprendido que nunca debes decir “no” al regalo de un niño.

He aprendido que siempre puedo rezar por alguien, cuando no tengo otro modo de ayudarlo.

He aprendido que no importa qué tan serio debas ser en la vida, todos necesitamos un amigo con el que podamos reír a carcajadas.

He aprendido que, algunas veces, todo lo que una persona necesita es una mano que sostener y un corazón que entender.

He aprendido que la vida es como una espiral, mientras mas se acerca el final, más rápido camina.

He aprendido que debamos estar felices porque Dios no nos da todo lo que pedimos.

He aprendido que esas pequeñas cosas que pasan diariamente son las que hacen la vida espectacular.

He aprendido que debajo del duro escudo de las personas, hay alguien que quiere ser apreciado y amado.

He aprendido que Dios no hizo todo en un solo día… ¿qué me hace pensar que yo puedo?

He aprendido que ignorar los hechos no los cambia.

He aprendido que es el amor, no el tiempo, el que cura las heridas.

He aprendido que cada persona que conoces merece el obsequio de una sonrisa.

He aprendido que nadie es perfecto, hasta que te enamoras de alguien.

He aprendido que las oportunidades nunca se pierden; alguien más tomará aquella que tú dejaste pasar.

He aprendido que uno debe decir palabras suaves y tiernas, porque más adelante puedes tener que tragártelas.

He aprendido que una sonrisa es la manera más barata de lucir mucho mejor.

He aprendido que n puedo elegir cómo me siento, pero puedo elegir qué hago con respecto a eso.

He aprendido que todos quieren estar en la cima de la montaña, pero que toda la felicidad y las experiencias agradables suceden mientras se escala hacia allá.

Autor anónimo

Solo una sonrisa

¿Has observado tu rostro cuando lo ilumina una sonrisa?

La transformación es instantánea.

Asoma de improviso el yo que todos anhelamos.

Un fenómeno divino se desencadena y. desde ese momento, todo es posible.

Se diría que la edad se neutraliza en una chispa de jovialidad que automáticamente se presenta en la mirada.

Por lo tanto, cuando las preocupaciones te agobien, asómate enseguida a la ventana de un espejo y descubrirás lo sencillo que es cambiar la tortura facial del sufrimiento (con sus variantes de dolor, abatimiento, rencor, y pesadumbre) en un milagro donde irradia la esperanza: la sonrisa.

Pequeña pero poderosa fuerza es una sonrisa.

Es el toque mágico que asegura el éxito.

¿Un tesoro gratis a tu alcance!.

Pablo López del Castillo

Solo Un Dialogo

Niño:   ¿Cómo se llama esta flor?

Viejo: Se llama “No me olvides”

Niño:     ¿Quién le habrá puesto ese nombre?

Viejo: Vamos a pensar que se lo puso Dios.

Viejo:   ¿Qué haces?

Niño:   Estoy arrancando espinas

Viejo:   ¿Por qué?

Niño:   Los venaditos no llevan zapatos, verdad?

Viejo: Verdad, niño.

Niño:   ¿Quién hace las guerras?

Viejo: Los hombres que se olvidan de los niños.

Niño:   Ayer vi dos pájaros en ese nido, ahí sobre del árbol.

Hoy solo queda uno vivo.   ¿Cuál de los dos habrá muerto?

Viejo: Seguramente el macho

Niño:   ¿Cómo lo sabes?

Viejo: Si no, el nido estaría vacío.

Niño:   ¿Qué piensas cuando alguien se va de viaje?

Viejo: Que volverá y lo veré

Niño:   Y… ¿cuándo alguien se muere?

Viejo: Que yo tendré que hacer un viaje para verlo

Niño:   No entiendo

Viejo: Ya entenderás.

Niño:   ¿Qué quieres ser cuando seas más grande?

Viejo: Me gustaría se el jardinero de las estrellas,    ¿ Y a ti?

Niño:   Yo quisiera ser Dios

Viejo:   ¿Por qué?

Niño:   Para hacerte jardinero de las estrellas.

Batalla sin retorno

Terribles luchas asolaban a China en épocas de la última dinastía. La moral de los soldado decaía ante las sucesivas derrotas y la gran cantidad de bajas.

Dispuesto a levantar la moral de su ejercito, el capitán decidió hablar con sus soldados para incentivar su coraje.

Al observar las miradas escépticas y exhaustas de los jóvenes, resolvió que recurriría a una estrategia diferente: llevó la flota completa de sus barcos hasta la costa enemiga.

Los soldados, agotados, levantaron sus tiendas en tierra y se retiraron a dormir. Aprovechando la oscuridad de la noche, el capitán envió a dos de sus hombres a quemar toda la flota, con la instrucción de no dejar una sola nave en condiciones.

A la mañana siguiente, cuando los soldados vieron los barcos destruidos, no salían del estupor. De inmediato, el capitán los arengó con firmeza y confianza: “¡Soldados, si queremos salir con vida de esta isla, nuestra única alternativa es ganar la batalla!”.

Esa fue la primera de una larga serie de victorias que lograron la pacificación del país.