Qué Milagro

A eso de caer y volver a levantarte, de fracasar y volver a comenzar, de seguir un camino y tener que torcerlo, de encontrar el dolor y tener que afrontarlo; a eso, no le llames adversidad, llámale sabiduría.

A eso de sentir la mano de Dios y saberte importante, de fijarte una meta y tener que seguir otra, de huir de una prueba y tener que encararla, de planear un vuelo y tener que recortarlo, de aspirar y no poder, de querer y no saber, de avanzar y no llegar, a eso, no le llames castigo, llámale enseñanza.

A eso de pasar días juntos, radiantes, días felices y días tristes, días de soledad y días de compañía; a eso, no le llames rutina, llámale experiencia.

A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan y tu cerebro funcione y tus manos trabajen y tu alma irradie y sensibilidad sienta y tu corazón ame; a eso, no le llames poder humano, llámale milagro.

Autor anónimo.

La imperfección

“Los cuencos más apreciados para la ceremonia del té son de formas irregulares, y algunos tienen trazos dorados aquí y alla para tapar los pequeños golpes de la cerámica. Éstos en lugar de disimular, acentúan los daños que el cuenco ha sufrido a lo largo de su paso por las manos de antiguos dueños. La asimetría y la irregularidad permite la posibilidad de crecimiento. La perfección ahoga la imaginación.”

Donald Keene

Asi como los cuencos del té, la vida de todos esta llena de imperfecciones y son precisamente esas imperfecciones las que nos dan el verdadero crecimiento, en lo fisico, lo mental y lo espiritual. Lejos de tratar de llevar una vida perfecta dejemos que las pequeñas imperfecciones de la vida nos guien y nos enseñen los verdaderos valores.

Victor Velazquez Ramirez